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Con la ley del menor esfuerzo

(Especial desde Chile).- El equipo Nacional cerró la fase de grupo derrotando por la mínima diferencia a Jamaica que regresa a su país con 3 derrotas pero con el halago de no haber sido superado desde el resultado, por ninguno de los calificados rivales que debió enfrentar.
Es probable que el factor físico esté conspirando contra la idea de juego con la que sueña su entrenador y que admitiera como una preocupación en la conferencia de prensa; además allí el técnico especuló con que las limitaciones que por momentos evidencia el equipo, tengan más que ver con el juego que con los aspectos de desgaste individual, lo primero sería reversible ya que es cuestión de conversarlo en el plantel, en cambio, si se tratase de una merma de prestación por los achaques que la mayoría trae de la dura competencia europea, no daría lugar a nada en medio de esta Copa América.
Las respuestas de Martino después del 1 a 0 en Sausalito dejaron más preocupación que el andar cansino y previsible de esta selección en el desarrollo del partido; la falta de localización de las razones, son tan honestas como inquietantes. Argentina cierra el grupo con 7 puntos y sensaciones encontradas; en el terreno de las insinuaciones y de los intentos por superar a sus adversarios por márgenes mayores, no se puede discutir la supremacía sin embargo, al no encontrar certezas ofensivas al momento de la definición, desprestigiaron las victorias y abrieron un legítimo escepticismo.
No es cuestión de fluctuar emocionalmente pero si se atienden taxativamente las excusas de casi todos los protagonistas, estaríamos ante un proceso de regulación de energías y despliegue más vinculado a una presunción de superioridad que una necesidad.
Por ahora no logra ser convincente y pensando en la etapa que viene, el próximo viernes en este estadio disputará cuartos de final ante un rival que se conocerá después de los partidos de esta tarde, el esfuerzo y la dinámica del juego, necesariamente deberán crecer si no se quiere poner en riesgo la continuidad en esta competencia. Así las cosas, por un lado un seleccionado que difunde superioridad abrumadora en función de los antecedentes de sus hombres más renombrados en sus clubes y por otro, la realidad de una producción que por ahora no ofrece ese hilo conductor que despierte sensaciones de certezas al analizar el principal candidato a ganar la copa, de hecho, al cerrarse la primera mitad de este certamen, el pronóstico migró a Pinto Durán donde concentra el equipo chileno que por eficacia y verticalidad, se ha ganado el mejor crédito.

 

ALGO DE DI MARIA Y UN MESSI AUSENTE

Si repasamos el compacto del partido, nos puede llamar a engaño; Argentina debió anotar media docena de goles que son los que en teoría expresan las ventajas entre argentinos y jamaiquinos; no obstante en el terreno práctico esto no ocurrió debido a la falta de claridad y serenidad para la definición y los caños del arco del buen portero Dwayne Miller. Es verdad entonces, que con algo más de sensibilidad ofensiva todo podía haber terminado con una goleada que ratificara las ambiciones, pero, volvió a presentar rasgos no favorables que lo comprometen oponentes inferiores. En los 3 partidos soportó desarticulado estructuralmente, los intentos de equipos que en el caso de Paraguay le arrebató la victoria; con Uruguay no supo tener el balón para frenar el ímpetu de los Charrúas y anoche ante Jamaica, le agregó un desánimo en el segundo tiempo, que no terminó costándole caro, por las escasas herramientas de un adversario que se agrandó sobre el final pero sabía que su “victoria” estaba consumada, perder solo por un gol ante una fuerza tan poderosa, lo era en sí mismo.
En ese contexto, Angel Di María sobresalió por su compromiso y entusiasmo; el jugador del Manchester, atraviesa por un tiempo de sequía y de falta de confianza para concretar sus advertencias, pero se tornó el más incisivo y el único que levantó a los 12.000 argentinos que llegaron hasta Viña del Mar.
El trabajo de Lionel Messi, en cambio, estuvo por debajo de sus antecedentes que por otra parte no habían sido en las ocasiones anteriores, sobresalientes, con lo cual, la nota de concepto es de las más bajas en partidos de copa. En la parte final desfiló con interminables caminatas como abstraídos y con escaso interés en participar del juego y buscar desarmar a los rivales. Se nota que existe en Messi un estrés físico que lo lleva a pararse en esas mesetas, contemplar el partido e integrarse sin determinación, una actitud que seguramente se revertirá en instancias más desafiantes, no se puede desconocer que más allá de la responsabilidad que arrastra, jugar ante equipos tan poco ambiciosos, contagian el tedio e invitan a jugarlo desde la ley del menor esfuerzo.
Así Argentina entró a la etapa decisiva y tendrá casi una semana para reflexionar y reponer energías.