El futuro entre nosotros
Es difícil abstraerse de un clima gobernado por las hostilidades y las protestas sociales que cada vez, abarcan a más sectores de nuestra sociedad. Son muchas las voces que por estas horas se levantan, cuestionando la millonaria inversión que de las arcas del estado se han trasladado a las distintas necesidades que conlleva la organización de un evento deportivo de esta magnitud. Las cifras, difíciles de conocer ciertamente, trepan a lo obsceno, si se mensuran con las básicas necesidades que demanda un país en crisis y con señales desconcertantes en ese sentido.
Por lo tanto es estéril el esfuerzo que se pretende hacer para lograr un consenso y una aprobación mayoritaria por la organización de estas jornadas en Buenos Aires, en todo caso, como un saludable ejercicio que facilite sobrellevar esta “culpa”, habrá que quedarse con el intento de una nota destacada en los aspectos logísticos y porque no, la satisfacción de integrar a nuestra órbita deportiva, centros de entrenamientos de primer nivel mundial que ayude a la formación de nuestro atletas, que pululan por todo el mundo, buscando adecuados escenarios para acercarse a la elite olímpica.
Debo reconocer que muchas de esas sensaciones me habitaron el sábado, cuando contemplaba con orgullo y emoción, la fiesta inaugural, con un alarde de talento y un derroche de tecnología, nunca antes montado en nuestro país y que amplificada al resto de mundo, en definitiva, lo que somos y también lo que no somos.
Entiendo que esta mirada resulta imprescindible, antes de relajarnos y disfrutar el buen mensaje que emana desde estos Juegos Olímpicos protagonizados por jóvenes que llegan para mostrar sus destrezas, sus niveles de superaciones personales y de estricta integración.
Una voz interior potente me llegó en medio de la emoción y la melancolía provocada por esa colisión de sensaciones, fue aliviadora y termino de hacer caer la balanza del lado del optimismo y la esperanza.
Argentina es ombligo del mundo y tengo la convicción, que la gran mayoría de nuestra gente, lo aprecia y desea que todo termine con la ratificación de ese mensaje de paz e integración, que solo el deporte y los jóvenes, pueden ofrecer sin imposturas.
LA VOZ DE LOS JUEGOS
Este tipo de coberturas periodísticas, no solo nos habilitan el acceso a lugares vedados para el resto de los aficionados y muy cercanos a los atletas y entrenadores, también, permiten profundizar relaciones con colegas que han logrado un reconocimiento por su labor y coherencia a través de peregrinar por el mundo, en todas la competencias olímpicas.
Gonzalo Bonadeo es sin dudas, la voz de esto juegos así como lo fuera, en ediciones anteriores donde el espíritu olímpico se presenta como una forma de vida. Compartimos el sector de prensa en la fiesta inaugural en plena avenida 9
de Julio y nos han quedado algunas reflexiones interesantes, de quien conduce la cobertura de TyC Sports: “Me siento muy feliz por este desafío que se está concretando, estos juegos a diferencia de los disputados por las grandes figuras, no permiten ir oteando el panorama sobre la formación y consolidación de los atletas que serán los más destacados en
Japón 2020. Estoy conforme con las instalaciones que se han construido de las que carecíamos y ese punto, justifica el esfuerzo”.
Respecto de la delegación Argentina y sus chances de medallas, agregó que “es muy interesante seguir a algunos deportes individuales ya que hay buen material; varios de ellos se han destacado en competencias previas a nivel sudamericano y mundial, aunque todavía estamos lejos de tener un protagonismo. Estos son torneos donde los deportes de conjunto, se juegan con modalidades diferentes, en general con equipos reducidos como el básquet, vóley, hockey que no despiertan el interés de los juegos convencionales, además, no está fútbol como disciplina olímpica en formato de esto juegos.”
La charla es casi al paso pero siempre jugosa y con puntos suspensivos, para retomarla en los días por venir en los distintos centros de competencia.
En marcha los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, la ciudad se muestra fatua en zonas en las cuales los turistas la asemejan a las más elegantes y señoriales del resto del mundo, esa que intenta con un esfuerzo ciclópeo, integrar o disimular, la otra, dominada por el caos y la intolerancia.
El mundo nos ha confiado lo mejor de sus comunidades, los jóvenes atletas, los sueños por cristalizarse, las convicciones menos contaminadas, los propósitos de rechazar al dopaje como aliado y de escaparse a los tentáculos de las drogas sociales.
Solo por eso, vale el esfuerzo de una comunidad en sumarse a los slogans de un futuro, que se queda un puñado de días entre nosotros.
(*) Periodista acreditado por Diario La Opinión