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Un partido con tensiones

(Desde Moscú, RUSIA). - Los ecos del empate en el estadio del Spartak perduran todavía y no se han convertido en un canto de sirenas, en todo caso, lo que se ha regenerado es el apoyo incondicional de los más de 30.000 argentinos que estarán esta noche en Nizhny Novgorod y que van a reincidir para empujar de este carro que parece empantanado.
El empate ante Islandia fue analizado como un traspié, a pesar que luego el desarrollo de la primera ronda de partidos, ofreció otras sorpresas de equipos que no lograron el objetivo de arrancar ganando; por un lado es saludable que la exigencia no decaiga, ya que las diferencias al menos teóricas, entre ambos planteles, era lo suficientemente holgada como para aspirar a una victoria inicial sin falsas presunciones, pero por otro lado, el indisimulable sentimiento de decepción generalizada puede ser pernicioso casi al borde de un complejo, que deteriore el tejido emocional en un plantel, al que no le sobran demasiadas fibras en ese sentido.
Sampaoli quedó al frente de las encuestas de los responsables luego del debut; su mano no deja ver progresos ni aún, después de un mes de trabajo intenso y de abstracción del mundo real (Argentina se refugió primero en Barcelona y luego en Bronnitsy, un pintoresco pueblo a 60 km de Moscú). Esas condiciones de entrenamiento no han dejado penetrar los ojos ni de analistas ni de aficionados, como si allí se estuviera desarrollando un plan secreto, como el de esas tramas de películas de espionaje muchas de las cuales, fueron ambientadas en este país.
Está claro que tales intrigas no surtieron efecto en los primeros 90 minutos, ya que algunos movimientos colectivos reflejaron improvisación y con pasajes confusos.
Nada de eso fue modificado, en todo caso, profundizado; los jugadores han tomado una distancia con el resto del sistema que lo colocan en una suerte de burbuja mientras el entrenador se acercó, ayer, a la conferencia más obligado por el protocolo de FIFA que por una convicción de comunicador y docente.
Las dudas que no ha disipado, guardándose la formación inicial para minutos antes de comenzar el partido ante Croacia, son las mismas que lo acompañaron en este viaje; no hay un juicio de valor a ese derecho que le asiste de esperar unas horas antes de definir los 11, el tema pasa por la falta de coherencia de su plan, por ahora, Sampaoli parece dejarse llevar por las coyunturas y eso lo presenta como frágil.
Los cambios de esquema y nombres le abren la puerta a toda inferencia, desde el riesgo de una línea defensiva con 3 hombres no del todo afiatada en este proceso y que además, le agregaría en el caso de Mercado un nuevo integrante. En la mitad de la cancha, donde Croacia dice tener su fortaleza mayor, no estará Biglia a quien no se lo vio recuperado después de su inactividad previa a este torneo y esa salida, es la que llevó a Sampaoli, a extender el dilema sobre su reemplazante, para el final, los cambios también, modificarán el cuadro de ataque con la salida de Ángel Di María, con la salvedad que esa falta de confirmación, sumada a los rumores de estas horas, tampoco se encuentra definida.
Todo demasiado brumoso en la previa de un partido de cuyo resultado dependerá la suerte del nuestro seleccionado en este campeonato. La situación descripta, nos previene de esas variables; una victoria sería un lenitivo frente al escepticismo gobernante, en cambio otro revés dejaría a este equipo en un match point en contra difícil de sobrellevar en el encuentro de cierre del grupo la próxima semana ante Nigeria en San Petersburgo.
Tensiones y conjeturas que se instalaron rápidamente y en parte quitan el sueño.

“EL PARTIDO ANTE ISLANDIA NO ES MEDIDA”
Lo dice con aplomo y autoridad Sergio “checho” Batista, que se encuentra aquí en Moscú junto a una delegación que integran algunos de los campeones del mundo del 78 y 86. “Estoy feliz de haber sido invitado para acompañar a los muchachos de la Selección; me parece una buena idea de la gestión de Claudio Tapia este reconocimiento que se demoró más de 30 años. Siento un orgullo muy grande por lo que alcanzamos y compartirlo en este viaje, es aún más gratificante”, señaló.
Cuando le pedimos una opinión del empate ante Islandia agregó “no se puede tomar como una medida exacta, el equipo no pudo desarrollar su potencial porque cuando vos tenés un rival que se protege exclusivamente, sin ambiciones de ataque, quebrar es muy difícil. Estoy seguro que ante Croacia todo va a ser diferente, ya que es otro estilo de juego y hay otras expectativas de protagonismo entonces, ahí Argentina puede utilizar sus hombres más desequilibrantes”.
Sergio Batista, integró el equipo de Carlos Bilardo en el mundial de México 86 y además dirigió al Sub 23 en los Juegos Olímpicos de Beijing obteniendo la Medalla de Oro y al equipo mayor, en la Copa América disputada en nuestro país en 2011.
“Creo en estos jugadores y vamos a ofrecer seguramente otra imagen para aflojar algunas tensiones externas que muchas veces se contagian y esto hay que evitarlo”, dijo, optimista. 
Siempre es un gran desafío reportear a estas figuras de nuestro fútbol, valores que brillaron en su tiempo y que ojalá con su mística ganadora, influyan en aquellos que por esto días, defienden esa historia, esa gloria deportiva sin igual.