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Victoria. Y por goleada.

Se termina 2015 y con él se va un período de esfuerzos, de una desesperada búsqueda de ideas interesantes, de compañerismo. Momentos de preocupación, de impotencia, pero fundamentalmente de éxitos periodísticos.

Porque alguna vez hay que golpearse el pecho. El hecho de jugarse a través de la opinión y el concepto no siempre asegura resultados. Este equipo de avezados cronistas y comprometidas personas ha observado bastante más allá de la cerca y no se dejó deslumbrar por los árboles que dibujaron para tapar el bosque.

Eso nos ha distinguido, quizás más que siempre, reafirmando la independencia y constancia aplicada al trabajo, que hemos perseguido inclaudicablemente. Porque para no entrar en la timba del acierto y la pifiada hay que tener conocimiento, identificación y cariño por la profesión. En este caso las características se conjugaron y por eso gozamos hoy de la mayor credibilidad posible.

Hasta allí el terreno profesional, ese que invariablemente necesita del éxito. La excelencia está asegurada espiritual y fraternalmente. Es la capacidad natural para estar codo a codo en la tarea, frente al micrófono y en cada paso ciudadano. Es la confianza que genera el de al lado, el de enfrente y el que se conecta de manera remota, demostrada y comprobada luego de tantos años de convivencia, de discusiones responsables, de dignidad ante todo.

Se va 2015 y podríamos colocarlo, más tarde, como una referencia. Por habernos fortalecido, por las caricias de propios y ajenos, por los palos en la rueda, por los intentos de silencio. Será un tiempo al que podremos volver para reflexionar y reconocernos, de manera de no perder nunca esta nobleza.

Habrá que seguir avanzando. La vuelta de la página implica salir al ruedo y demostrar. Tendremos que potenciarnos los unos a los otros, utilizar la evolución de los más jóvenes para impulsarnos a una mejora integral y motivadora. Sólo así estaremos un poco más de cerca de llegar a agradecer todo lo que mucha gente, oyentes, sponsors, familiares y amigos, nos dan a cada paso.  Al menos lo intentaremos.