El fútbol que le gusta a la gente
Argentina está en una final, un año después. Situación que acapara la atención y que invita a pensar que la bendita racha sin ganar nada llega a su fin a la vuelta de la esquina. Pero más allá de cuestiones de tapa, la evolución de la Selección en esta Copa América lleva implícita el paladar más fino de nuestro fútbol.
Generalmente los que ponderamos más el juego que el resultado, los que nos conmovemos más por un pase que por un movimiento táctico, los que valoramos la intención por sobre la eficacia tenemos que ir a favor de la corriente. Nos vemos arrastrados involuntaria y políticamente por lo que manda en el mundo, que son los números, y dejamos de resaltar en primer término lo que nos realmente nos agrada. Es decir, miramos a través del resultado de un partido o de una campaña, ignorando que el mismo es la conclusión del nivel de juego conseguido de un equipo.
Este elenco de Martino nos viene llenando las expectativas a todos, resultadistas o románticos. También a los escépticos y a los que no se terminan de definir para estar cerca de todo y no quedar en offside jamás. Los rendimientos ante Colombia y Paraguay fueron loables, bellos, valientes y totales. Es decir, se consiguió el éxito a través de la excelencia, por más que ante los “cafeteros” hubo que sufrir en los penales.
Es por eso que quizás haya llegado la hora en que se conjuguen todos los verbos y la belleza se corone con el título. Para que todos queden conformes, para no darle de comer a los buitres y para que quede demostrado, una vez más, que cuando se juega bien el resultado llega por decantación.